Recientemente el Jefe de la Guardia Republicana anunció que realizará incursiones en barrios o zonas de alta conflictividad, realizando controles sorpresivos, y operativos de diferente índole. Se ha sostenido que la policía no tiene zonas o barrios a los cuales no pueda ingresar y esto es absolutamente cierto, más allá de la creencia popular.
Pero al contrario de lo que se ha dicho, la
problemática en materia de zonas de conflicto, no es sólo realizar fugaces
embates institucionales, si no entrar, actuar, y egresar de forma segura, lo
que implica no hacerlo bajo una lluvia de piedras, ni resistencia vecinal, ni
con apuro, en otras palabras, no hay que entrar solamente, es necesario
controlar la zona, como se controla cualquier otra de la zona del área
metropolitana.
Nunca ha representado un problema el ingreso a
zonas conflictivas, lo que si representa un obstáculo es hacerlo con el
equipamiento y con la cobertura adecuada, contando con un Protocolo de Ingreso,
que pueda ser aplicado por cualquier dotación policial o por cualquier policía
en ese marco operativo.
Lo que es preocupante es que se piense en ingresar
a realizar embates institucionales que tienen más que ver con una demostración
de fuerza que con el objetivo de controlar una zona de conflicto, y la
diferencia no es para nada menor si se piensa que los trabajadores policiales
de Dirección de Seguridad, así como los de otros cuerpos que patrullan con
frecuencia los diferentes barrios, como el Cuerpo de Radio Patrulla, no verán
variación alguna en esta participación de la Metropolitana, si no se hace de
forma coordinada y protocolizada.
Para probar el punto, basta sólo pensar que pasará
si una dotación realiza una incursión en una zona de conflicto, si no está
coordinado con el nuevo rol de la Metropolitana, pues en los hechos nada nuevo
pasará. Hace unos meses el SUPU propuso un protocolo de ingreso a zonas de
conflicto, para justamente coordinar esas acciones, y que estas no fueran sólo
incursiones independientes o desvinculadas entre sí.
La negativa, en su inicio, fue rotunda por parte
del Comando de la Jefatura de Policía de Montevideo, pero dos días más tarde se
montaba un operativo por una manifestación en el Marconi, que incluía blindados
y equipos de la Republicana así como del Grupo Especial de Patrullaje
Preventivo y dotaciones de variadas Seccionales.
Dos meses más tarde la Guardia Republicana, que
depende directamente del Ministro del Interior, extiende su área de acción pero
una vez más la actuación policial carece de la coordinación entre las diversas
divisiones que trabajan en calle y por defecto no existe el trabajo conjunto
entre ellas.
En Brasil, para no irnos lejos, se inicio un proceso con
breves incursiones que no lograban más que un efecto de guerra de güerillas,
hasta que se dejó de lado las incursiones aisladas para resolver tomar el
control de zonas o barrios enteros a los efectos de garantizar que el estado
pudiera instalar no solo los servicios básicos, si no todos las demostraciones de
control institucional. Por ese camino varias favelas fueron controladas,
saliendo del control de los delincuentes para pasar al control estatal.
En nuestro país, las incursiones esporádicas e
inútiles como las que se proyectan hoy, fueron propuestas por un Comisario
Inspector, que fue vocero de la Jefatura de Policía hasta hace poco, y se
conocieron como los “Mega operativos”, pero antes fueron los "pinza", antes los "saturación", actualmente los "estrella", con los resultados y efectos que hoy se
pueden apreciar.
Ahora, con este nuevo rol de la Republicana no se innova en esa solución a menos que se piense en controlar efectivamente las zonas y el estado ingrese de forma integral a todas ellas, pues hay cosas que la fuerza pública no puede hacer por los habitantes, ni lo podrá hacer jamás, por ser resorte exclusivo de otros Ministerios, los que sólo podrán extender su acción si se logra un control policial de la zona primero e inmediatamente estatal después, y no sólo unos meros embates institucionales aislados.
Ahora, con este nuevo rol de la Republicana no se innova en esa solución a menos que se piense en controlar efectivamente las zonas y el estado ingrese de forma integral a todas ellas, pues hay cosas que la fuerza pública no puede hacer por los habitantes, ni lo podrá hacer jamás, por ser resorte exclusivo de otros Ministerios, los que sólo podrán extender su acción si se logra un control policial de la zona primero e inmediatamente estatal después, y no sólo unos meros embates institucionales aislados.
Mientras tanto, en este plan actual, los trabajadores
policiales de las diferentes Seccionales y Radio Patrulla seguirán ingresando a
las zonas de conflicto con la misma falta de garantías técnico-operativas de
siempre, sobreexponiendo su integridad física y naturalmente su sustento económico,
ya que todos deben saber que el trabajador policial lesionado o enfermo no
puede realizar 222, lo que representa, a lo menos, el 50% de los ingresos del
hogar, sin contar los daños que sufren casi todos los móviles al ser apedreados
en esas instancias.
Decimos casi todos, porque los que son del
proyecto “Mi Comisaria son para trámites del barrio” según el Ministro del
Interior en declaraciones al Programa Fuetes Confiables (Radio Universal) el 22
de marzo de este año, cosa harto inexplicable para nosotros, pues todos están
asegurados por le B.S.E. o por el sistema de reparación vehicular que
implemento el Ministerio del Interior, llamado C.T.M.A. lo que no implica de
forma alguna que estos daños no hagan necesario parar los móviles, para su
reparación, con mermas notorias sobre el patrullaje diario. Esto merece ser
estudiado y corregido si lo que se busca es un efectivo control estatal sobre las zonas de
conflicto de forma análoga a otras de la zona metropolitana pero que brinde las garantías necesarias a los trabajadores policiales que participen de dicha solución.
Un abrazo fraterno para todos.
Un abrazo fraterno para todos.
Miguel Barrios.-
2 comentarios:
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