lunes, 29 de marzo de 2010

DESINFORMACIÓN, LA PERNICIOSA CAUSA DE TODOS LOS MALES.

Por Miguel Barrios


En Uruguay la policía nacional vive momentos históricos, y a la vez coyunturales. Históricos porque por vez primera, las autoridades del Ministerio del Interior prestan oídos a los planteos de los sindicatos que, en teoría, son quienes escuchan a los policías del personal subalterno en sus necesidades en términos generales y coyuntural porque esta etapa que vivimos será breve, requiriendo de estos la mas alta seriedad en los planteos pero al mismo tiempo la mas amplia democracia, en la conformación de los planteos, bajo la forma de proyectos.



Para lograr ese fin de forma óptima, es necesario mantener una permanente información de los procesos que, en este sentido, están desarrollando los sindicatos. Pero esta no es la constante, en otras palabras, la información con diferentes niveles, llega muy tarde o generalmente no llegan a los socios, por una infinidad de motivos.



La gran mayoría de los socios, o de los que podrían serlo potencialmente, no poseen acceso a Internet, por lo que sigue siendo necesario una vía de información en papel (vía cartelera o boletín) que se complemente a la vía virtual, para que todos tengan acceso a la información, y de este modo democratizar la misma a nivel de las diferentes unidades. Porque, desde el punto de vista sindical, es ahí donde las problemáticas funcionales permanecen latentes de forma ininterrumpida.



Naturalmente que sin perjuicio de la carencia de un sistema de representación legal, que presente las características de automático, ágil y económico, en defecto de esto, de lo cual ya hemos hablado largamente, es en las diversas seccionales donde surgen la gran mayoría de las interrogantes en relación a la función. Estas pueden ir desde, las consultas sobre ordenes recibidas, los descansos regulados para cada dirección nacional, los derechos a determinadas cosas cuando rivaliza con ordenes u disposiciones, incluso las dudas sobre el mismo sindicato y la postura que mantiene o sostiene en relación a determinados temas, o como hacer para usufructuar algún beneficio que extienda el Ministerio del Interior, entre muchos otros.



Infinidad de estos planteos quedarían resueltos si se contara con la defensa jurídica general para todos los socios, cosa que en apariencia estamos a años luz de lograr vistas las reacciones que despertó el último artículo sobre el tema, culminando en la violación del artículo 29 de la constitución por parte de quienes adoptaron tal decisión erradamente, teniendo mecanismos estatutarios para llamar a un socio o dirigente a responsabilidad posterior, no con censura posterior.



En definitiva, la información de las actividades llevadas adelante por los diferentes sindicatos, poco a poco van encontrando caminos para llegar a los socios pero, aun estos esfuerzos, son sectorizados impidiendo así la adhesión de las socios que se plieguen a las doctrinas de pensamiento de los mismos, en forma masiva.



Parece una contradicción evidente, la que existe entre el deseo de los sindicatos policiales en crecer, y la forma en como se difunden los pensamientos y posturas que es, a poco que se piense sobre el tema, la única forma de reunir mas voluntades. Puesto que nadie suscribe las acciones de otro, si de ellas, no tiene ni la más remota idea. Pero en contra de todos los pronósticos, aquellos confunden la reserva necesaria del trabajo sindical interno, con la difusión masiva de su ideario. Y de esa manera es posible aun cotidianamente encontrar decenas de policías que tienen dudas, sobre los mas variados temas. Y los menos que corren día a día tras los medios de comunicación de los sindicatos para estar informados, encontrando de tanto en tanto la información que desean o les interesa.



La inusual desconexión entre los delegados y los socios es tal que la estructura de información, fuera de los medios electrónicos, colapsa y reina la desinformación propiciando las más diversas confusiones y versiones sobre temas que a la larga desacreditan la fe que naturalmente los socios depositan en las organizaciones.



Sigue presentándose como necesaria la presencia de delegados por turno, en cada unidad, que recepcione los diferentes planteos y gestione las posibles soluciones frente a los dirigentes departamentales. Éstos a vez, con seriedad, a las comisiones nacionales, si están fuera de sus competencias las soluciones. Pero también se carece de éste tipo de nexo entre la organización y sus socios, en términos generales los dirigentes departamentales no recorren las comisarías seccionales, en defecto de poseer los delegados para ver las situaciones de infraestructura y de medios para el cumplimiento de la función. De esto derivan situaciones que a no ser por la voluntad del Jefe de la unidad o alguna desgracia que afecte a algún compañero y motive un cambio, los equipos de frecuencia interna, no reciben bien, los móviles presentan serias carencias en mantenimientos así, como la edificación de las seccionales, largamente deterioradas.



El crecimiento, sin embargo, en los últimos tiempos de los sindicatos no obedeció a la excelente infraestructura orgánica, sino a la demanda interpuesta o mejor la noticia de ella que si fue “voz popular” y aun así la desinformación reina, puesto que pocos saben a ciencia cierta si ya se interpuso, los plazos que puede llevar, si tienen que firmar algo mas, entre otras cosas que deberían ser informadas como manda la regulación sobre derechos del consumidor. Porque a saber señores, aquí se esta consumiendo un servicio.



Es simple así determinar que la desinformación permanece en el grueso de los socios y los que los que pueden serlo, pero aun no lo son, y es una de las mayores dificultades que enfrentan hoy los sindicatos. Sin olvidar trabajos titánicos de algunos dirigentes y secretarios nacionales que hacen todo a sangre y fuego exponiéndose ellos mismos a ser objeto de represalias o de medidas administrativas de dudosa procedencia.



Y para culminar vayamos un poco mas allá, y pensemos en los sindicatos que aun poseyendo los medios de comunicación no extienden la información a sus secretarios en la materia, sin advertir, que es por su intermedio que lograron gran parte de lo que soy en la actualidad y que es también por su trabajo que el policía común conoce quienes son y que piensan en tal o cual sindicato respecto de los temas que les afectan.



Es imperativo una reflexión a este respecto, desde el punto de vista de los medios, para abarcar a todas las franjas etáreas, y desde el punto de vista de contenido y calidad de los que se autoriza publicar a los diferentes secretarios, los cuales son en definitiva, quienes dibujan la cara y el espíritu de las organizaciones sindicales policiales. Porque una idea puede cambiar el mundo, pero sin divulgación masiva, solo su escueto entorno.


domingo, 14 de marzo de 2010

SINDICATOS POLICIALES, INCAPACES DE DEFENDER A SUS SOCIOS.

Por Miguel Barrios.


Una de las ideas más emblemáticas, que históricamente han sostenido las diferentes organizaciones sindicales alrededor del mundo, es la defensa conjunta de los intereses colectivos y particulares de sus asociados. Podríamos decir que es la “idea madre” de toda asociación de orden sindical, sin duda alguna. Esto implica necesariamente la suma de las diferentes fuerzas, tanto intelectuales así como económicas, puestas a disposición de esa defensa, por innumerables razones, pero principalmente una, que reside en el seno de todas las sociedades desde tiempos inmemoriales, hablamos de las desigualdades socioeconómicas de los trabajadores en relación a sus empleadores, ergo de las desigualdades en materia de recursos a la hora de defender los derechos de aquellos últimos.



Ahora bien, las realidades mas recientes, en esta materia, nos muestran una verdadera ausencia de defensa, o respuesta jurídica, por parte de los sindicatos policiales a la hora de representar a sus socios, cuando estos padecen alguna clase de violación a sus derechos. Lo único que parecen brindar los mismos, una vez configuradas las situaciones que dan lugar al accionar jurídico en pos de proteger o reestablecer el goce de los derechos violados de sus socios es una mera asesoría, la cual frecuentemente, no atiende a los improrrogables plazos legales, sino a la disponibilidad horaria de los abogados. En otras palabras, los términos y condiciones, en las cuales se prestarán los servicios de asesoría los dispone no quien contrata, sino el contratado.



Generalmente los casos llevados adelante con el fin de interponer recursos constitucionales (Art. 317) o reclamos internos (Art. 44) respecto de sanciones aplicadas injustamente, son costeados por los propios socios, de su bolsillo, mientras el sindicato se mantiene al margen de la temática económica, aun habiendo recibido solicitud de ayuda de éstos afiliados.



Una vía de descompresión que estableció el gobierno son las denuncias que, en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pueden realizarse aun sin firma letrada. Pero este hecho en si y aun contando con la voluntad y preocupación de algunos representantes sindicales, no es ni de lejos la solución a una problemática actual que pronto pasará de ser esporádica a ser establecida con carácter permanente entre los socios vistos los último sucesos que han afectado a la compañera Claudia Quintana del Departamento de Flores, Carlos García Huttón del Departamento de Rocha y a quien escribe en el Departamento de Montevideo.



Sin duda alguna, tenemos más compañeros que quisieron accionar, y económicamente no poseían los montos necesarios, y otros que aun queriendo hacerlo y poseyendo los mismos, económicamente le era menos perjudicial cumplir la medida disciplinaria injusta, y no reclamarla, que hacer todo lo contrario. Al margen quedan los que no teniendo ni tiempo, ni dinero intentaron conectarse con los abogados de los sindicatos y una vez enterados de los plazos y los montos que se acordaron para los casos de representación, se quedan preguntando para que están afiliados.



El problema, no radica sólo en la forma en como trabajan los abogados de los sindicatos, sino en las condiciones que se pactan entre la organización y los abogados al momento de acordar y contratar los servicios de éstos últimos. Por otro lado, la nefasta idea de escatimar recursos en la representación legal de los socios vuelve invisible las herramientas jurídicas que, como sindicato, son capaces de dar las diversas organizaciones, reduciéndolas a la capacidad económica que tenga el socio afectado. El cual tiene que enfrentar a toda la administración con sus magros recursos en las condiciones mas hostiles y perversas que uno pueda imaginar.



Cabe preguntarse ahora, cuando las persecuciones sindicales ya son una realidad, y los casos de acoso laboral, moral y sexual irrumpen en la vida de nuestros compañeros con todo el peso y sufrimiento que contraen las injusticias, cuando estas se perpetúan a discreción y con longevas prerrogativas no reglamentadas, ni controladas por el Ministerio del Interior; ¿Que harán las organizaciones sindicales policiales por sus socios?



Ya ha quedado irrefutablemente demostrado que los métodos tradicionales, marchas, movilizaciones, entrevistas con las autoridades, notas en la prensa, e incluso la huelga, poco puede aportar vistas las realidades venideras, a la angustiante y opresora situación que resisten los socios. ¿Cual es el camino que nos queda si no es el jurídico?



¿Donde esta la fuerza de la unidad sindical si seguimos negociando, administración tras administración, derechos que nos son propios y que por su naturaleza no admiten otra respuesta que la jurídica, ni otra demora que la que la ley señale?



Los sindicatos policiales deben reconsiderar las respuestas jurídicas que les proporcionan a sus socios hasta el momento, redoblando los recursos que se destinan a la cuasi “virtual asesoría legal”, para cambiarla por representación permanente, eficaz y gratuita.



Y estos cambios deben ser inmediatos, por la elemental razón de que las medidas administrativas de las cuales son objeto los socios repercuten de forma igual (es decir, inmediata) en sus familias, economías, y en sus derechos. Pero si los sindicatos policiales no pueden defender a sus socios diseñando procedimientos automáticos, ágiles y efectivos para lograr una defensa jurídica gratuita, que de respuesta a las necesidades de los sus integrantes, y que no dependan de las voluntades particulares de los representantes, ni de las de los abogados, sino sólo de las razones legales, no puedo racionalmente encontrar otra razón o motivo que los justifique.



Esta es la quinta vez que escribo sobre este tema, y desde la primera hasta hoy nada ha cambiado en esta área, cabe preguntarse; ¿Que otro momento mas propicio que el que se vive hoy, han tenido los sindicatos policiales para volver realidad esta imperdonable omisión para con sus socios? Sin olvidar, al preguntarnos esto, que todos han crecido, de diferente forma, en base a un accionar jurídico que, por vez primera, a orientado sus esfuerzos y recursos a la prosecución de justicia, muy lejos de las negociaciones de derechos. Esta es la prueba más contundente que puede sostener lo que se viene de afirmar en estas líneas.