sábado, 5 de diciembre de 2009

LA CALIDAD HUMANA PUESTA AL SERVICIO DEL COMPROMISO.

La semana pasada, mas precisamente el viernes, tuve la oportunidad de presenciar una de las asambleas del S.U.P.U. En esa oportunidad me sorprendieron muchas cosas, a las cuales no estaba acostumbrado, pero una por sobre todas me llamo especialmente la atención. Esa experiencia, como todas perfectible sin duda, me trasladó por un instante a las aulas de la facultad, donde por momentos, la discusión de los temas parece no conducirlo a uno, a ninguna parte o hacerlo en círculos. Pero en ésta como en aquellas, los frutos fueron naciendo de la misma contraposición de ideas.

Allí se encontraban personas de diferentes puntos del país, algunos, de los departamentos mas distantes, en términos de kilómetros, en relación a Montevideo. Algo igualaba a todas éstas personas, algo los ubicaba en un mismo lugar dentro de mi cabeza, que no me dejo tan siquiera diferenciarlos, sino destacarlos. El compromiso.

En pocos momentos, fui sorprendido con gratísimos pensamientos, respecto de diferentes temas, aunque lo saludable de ellos era justamente las diferencias que guardaban entre si. Y tan gratificante como lo anterior me resulto la tolerancia, que reinó entre los diferentes representantes, más allá de los diferentes modos de ver una misma cosa. Tolerancia que no se acercaba a la indiferencia, por cierto, porque las posiciones eran, para mi gusto, fundadas en las convicciones que cada uno entendía ciertas.

La particular clama y sabiduría con que la presidencia, y la secretaría atendieron las diferentes posturas y planteos, hasta de los recién llegados, cooperó para que una a una las discusiones se fueran aclarando y encaminando, con calma, tolerancia y respeto. Pero ninguno de los adjetivos anteriores implica falta de pasión o compromiso, no, de eso estas personas estaban cargadas y lo transmitían en cada intervención, en cada aclaración, en cada palabra. Encontré discrepancias, si, pero ninguna de ellas obedeció al capricho, sino a la convicción emanada de lo que se entendía correcto.

Me es imposible no admirar a estas personas por su compromiso, por su tolerancia, por su respeto ante la diversidad de opiniones y fundamentalmente por la seriedad con la que cada uno de ellos se manejó en todo momento. Me llevo gratos recuerdos de todos, y espero poder volver a compartir otra experiencia como ésta, porque con esta clase de compromiso es difícil quedarse ajeno. Todos poseen el don del reconocimiento, que se evidencio en los aplausos que se brindaron a los que se destacaron producto de su labor, que no es tarea fácil en tremendo equipo, sobre el final de la asamblea.

La cristalinidad y humildad con que los temas eran planteados, manejados, discutidos y resueltos, era fiel reflejo, de los altos intereses que persigue éste sindicato. En él no encontré personalismos, pero si personalidades, todas ellas necesarias para que, la natural diversidad de ideas produzca, en el seno democrático del debate, un resultado justo y cristalino en armonía con los fines por los que pugnamos todos. Todo lo cual me habla, de la calidad humana puesta al servicio del compromiso.

Fue un verdadero honor Señores/as representantes.


Miguel Barrios.-